Moderador: Logística Moderna

La pandemia de COVID19 ya demostró que las cadenas de suministro a nivel mundial pueden verse fácilmente afectadas por acontecimientos inesperados e improbables. Pusieron al descubierto las debilidades de las cadenas de valor, creadas a raíz del fenómeno de la globalización: la excesiva dependencia de países como China e India.
En un momento en que aún no nos hemos recuperado del todo de los impactos de la pandemia, aparece un nuevo factor desestabilizador a escala mundial: la guerra resultante de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Los efectos del COVID19 desaparecerán (siempre lo hacen), hasta la próxima pandemia, los de la guerra actual tardarán más, porque están relacionados con problemas geopolíticos y la competencia entre los bloques que liderarán el siglo XXI. Occidente (representado por EE.UU. y Europa), que ha estado a la cabeza, empieza a sentir por primera vez la competencia de otro bloque liderado por China, al que se suman Rusia y ahora India. Sólo dos de estos países tienen 2.820 millones de habitantes, aproximadamente el 36% de la población mundial. Aunque tienen diferencias que los separan, están empezando a aplicar el viejo adagio de que el adversario de mi adversario es mi amigo. A pesar de los esfuerzos de Occidente, ninguno ha condenado abiertamente la medida de Rusia.
Muchas de las cadenas de suministro y de valor de Occidente dependen de estos países. Aunque la dependencia es desigual, lo cierto es que si se cierra la puerta del gas y del petróleo ruso, los que compran allí tendrán necesariamente que comprar en los mismos lugares donde compran los demás y, como todos sabemos, no hay excedentes de gas y petróleo en el mercado internacional. Pero nuestra dependencia no es sólo energética. Incluye otros productos como los cereales y las llamadas tierras raras. También dependemos de centros de fabricación que existen en estos países desde hace décadas y que no pueden ser sustituidos de la noche a la mañana.
Todos estos productos y centros de fabricación son esenciales para nuestra economía. Nuestras cadenas de suministro y de valor tendrán que adaptarse a una realidad nueva y muy fluida. ¿Cómo podemos resolver estos problemas para que las cadenas de suministro sigan funcionando?